miércoles, 6 de agosto de 2014

Implicancias del síndrome de burnout


Columna “Derecho & Empresa”
 
Síndrome de Burnout: ¿Estoy Quemado?
 
Angelina Aguirre Navarro (*)
 
En las sociedades contemporáneas, las transformaciones sociales, económicas y tecnológicas generan un nuevo contexto para las  organizaciones laborales, lo cual tiene importante repercusión en el sistema  de trabajo y muy particularmente en la forma de organizarlo, necesitando una gran capacidad de adaptación de los trabajadores.  Así, en el sector  servicios se ha notado con mayor claridad las consecuencias de estos  cambios, exacerbándose riesgos distintos a los tradicionalmente concebidos (riesgos físicos, químicos y biológicos), incrementándose los de naturaleza  psicosocial, uno de ellos, el Síndrome de Burnout.
 
El síndrome de Burnout es también conocido como síndrome de  desgaste profesional, o del trabajador “quemado”. Este es un tipo de estrés laboral  que  se produce como respuesta a presiones prolongadas , ante factores estresantes emocionales e  interpersonales relacionados con el trabajo, lo cierto es que el Burnout es una condición que llega a “quemar” o agotar totalmente a la  persona que lo sufre. 
 
Es difícil establecer un listado de  causas, sin embargo se pueden mencionar las actividades laborales que vinculan al  trabajador y sus servicios directamente con clientes. Esto no significa que no pueda  presentarse en otro tipo de labores, pero en general  doctores, enfermeras, abogados, consultores, trabajadores sociales,  maestros, y otros muchos oficios y profesiones similares tienen  mayor riesgo de desarrollar, con el tiempo, esta condición.
 
También contribuyen a este síndrome los horarios de trabajo excesivos, altos niveles de exigencia y metas imposibles, en aras de cumplir las labores asignadas o los objetivos irreales impuestos, situaciones de incertidumbre o  sentimiento de falta de control; por ejemplo, mientras se  ejecuta un proyecto dado o se trata de mantener una relación  comercial difícil de forma sostenida, el miedo a la crítica o  a ser tratados como incompetentes.
 
En el entorno laboral, afecta la calidad o productividad del  trabajo, actitud negativa hacia las personas a las que se les da servicio, deterioro de las relaciones con compañeros,  aumento del absentismo, disminución del sentido de  realización, entre otros, hasta llegar a una desmotivación total por el trabajo.
 
Así pues, para evitar el riesgo del síndrome,  es necesaria la capacitación y  comprensión de  los empleadores. Además, hace falta la revisión constante de los objetivos laborales, con  el fin de determinar que estos sean realistas y  alcanzables por el personal, de la mano de la revisión de los métodos para la  evaluación del desempeño, las descripciones de  trabajo y las cargas de trabajo, de preferencia  haciendo partícipe al trabajador. Del mismo modo, el establecimiento de mecanismos de contratación que  promuevan la seguridad laboral, fortalecimiento de la claridad en las líneas de  autoridad y responsabilidad. Análisis de los niveles de estrés y carga mental de  las tareas, así como de distribución de  responsabilidad entre puestos de trabajo.
 
Esto es importante pues para empezar un ambiente de trabajo saludable podría evitar riesgos ergonómicos tales como: carga mental, fatiga, cansancio habitual, padecimientos a nivel  psicológico, físico, depresión, ansiedad, irritabilidad y dificultad de concentración, insomnio, deterioro cardiovascular, pérdida de peso, dolores musculares o migrañas; como factores previos o concomitantes de propio síndrome de burnout, de los cuales el empleador podría resultar responsable, conforme a las actuales norma sobre seguridad y salud en el trabajo.
 
En este sentido, cabe señalar que este síndrome no surge de pronto, avanza de manera progresiva y esto podría verse reflejado en los exámenes médicos ocupacionales que el empleador deberá realizar cada 2 años de manera obligatoria; o al inicio, durante y término de la relación laboral dependiendo del riesgo de la actividad. Por tanto, las capacitaciones diarias dentro de la jornada laboral son, además de obligatorias, importantes para el desarrollo de las actividades, ya que no solo concientizan a los trabajadores sobre sus puestos de trabajo y los capacitan a cerca de los riesgos a los que se encuentran expuestos, sino también estimulan la actitud positiva del trabajador hacia el trabajo.
 
(*) Universidad de Piura. Montes Delgado – Abogados SAC.

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